sábado, 25 de febrero de 2012

Dark Passion Play - XII

En los días siguientes recibimos noticias de Gemma: habían llegado a un pequeño pueblecito que, sorprendentemente, tenía cobertura; pero aún así no pudimos hablar más de diez minutos con ella entre todos. Sólo pudimos saber que estaba bien y que tal vez se retrasara en su vuelta, pero a los dos minutos Erick nos echó de la habitación para poder hablar a solas con ella. Era normal: después de todo era su novia.
Gracias a eso tuve algo de tiempo con Lara, con quien realmente necesitaba hablar después de la conversación del otro día. Sorprendentemente fue ella quien se acercó a mí.
- Escucha, ¿tienes un minuto?
- Para ti siempre - le contesté con una sonrisa. Aquel día me sentía verdaderamente feliz.
- Adulador... - se acercó a mí y bajando mucho la voz dijo: - ¿Has pensado en lo que estuvimos hablando el otro día?
- ¿Tú que crees?
- ¿Y? ¿Has sacado algo en claro?
- Mira, he pensado muchas cosas...
- ¡Vamos! Ni tú eres tan tonto como para no darte cuenta.
- No sé muy bien como tomarme eso...
Ella suspiró, cerrando los ojos. Después me agarró del brazo y susurró en voz muy baja, casi en mi oído:
- Ven conmigo. Te pondré las cosas un poco más fáciles.
Tras estas palabras me arrastró - literalmente - bajando las escaleras, hacia el primer piso; y de ahí hasta la puerta que conducía al patio. Una vez fuera, rodeamos una de las esquinas del edificio hasta llegar a un pequeño rincón, casi oculto entre árboles y diversos utensilios. Lara me pegó a la pared y me hizo señas de que me agachara. Me senté en el suelo y ella hizo lo mismo a mi lado. Estábamos tan cerca... los recuerdos del pasado - de nuestro pasado - a veces aún me escocían, pero ella ya no era mía. Ni yo era de ella. No nos debíamos nada ni teníamos nada, nada más que lo que habíamos sido.
- Escúchame bien, no tenemos mucho tiempo y no quiero que Erick nos encuentre aquí. Dime alguna de tus teorías, y te diré si es cierta.
- ¿Así sin más? - le dije sorprendido, después de tanto secretismo.
- Así sin más. Por favor, odio veros a mi hermano y a ti dar vueltas a una misma cosa sin llegar a nada. Y no sé si es porque los dos sois idiotas o porque realmente no te das cuenta. Así que venga, dispara.
- No sé si debería decírtelo...
- ¡Hazlo! - me apresuró ella.
Inspiré hondo y lo solté todo.
- Quiero a Erick. Le quiero, no sé por qué ni sé si está bien pero le quiero - al decirlo en voz alta, de alguna manera, se había hecho más real -. Ahora dime tú algo.
La miré directamente a los ojos - a esos mismos ojos a los que, no hace tanto tiempo, decía te quiero, y no "quiero a tu hermano" - y ella me devolvió la mirada, intensa, profunda... con una sonrisa.
- ¿Él me quiere a mí?
Su sonrisa se acentuó aún más. Era eso. Por fin lo había descubierto. Por fin lo sabía seguro.
- Sí, sí, sí, ¡claro que te quiere! - dijo apresuradamente - ¡Me alegro tanto de que por fin lo sepas! Se suponía que tenías que descubrirlo tú sólo, pero ya casi lo tenías. Ahora sólo...
- Para, para Lara, escúchame. Aún no me siento del todo cómodo con esto y te agradecería - remarqué especialmente esa última palabra - que no le dijeras nada a él. Lo que tenga que ser será... ¿de acuerdo?
Su sonrisa se borró a medias. Torció el gesto y pareció pensárselo un poco.
- De acuerdo - dijo finalmente, con resignación.
- Escucha... una cosa más.
- Dime.
- ¿De verdad estás cómoda con todo esto? - ahora su expresión era de sorpresa -Es decir... tú y yo... no hace tanto de eso. Te hice mucho daño, y no podría expresar lo suficiente lo arrepentido que estoy... pero no sé qué hay de ti.
- ¿Qué?
- Lara, ¿me quieres aún?
No, no, no, no, no tenía que habérselo dicho de esa manera. No de golpe, no de repente, no cuando estábamos hablando de que yo quería a su hermano. Pero... ¿para qué seguir negando las cosas? También la quería a ella. Claro que sí. No con la misma intensidad ni de la misma forma que antes, pero la quería. ¿De la misma manera que a Erick? Aún no lo tenía claro. Pero sí que sabía que eso no se había acabado, por más que me lo dijera a mí mismo. Ella había sido mi vida, y aún con esa cara, medio sorprendida, medio confundida, seguía siendo preciosa, y una parte muy importante de ella. Me había lanzado de cabeza al vacío con aquella pregunta, y conociéndola, la respuesta estaba muy clara.
- No.
Sólo que ésa no era la respuesta que yo esperaba.
Me quedé parado, sin saber muy bien qué hacer ni qué decir.
- Mira, lo siento... es cierto que después de que rompiéramos seguí sintiendo mucho por ti. Pero... ahora tú estás enamorado de mi hermano, y él de ti, y yo... yo tengo otras cosas en mi vida. - Aquello dolía como jamás hubiera imaginado - Lo siento... Esto no cambia nada entre nosotros, ¿verdad?
- No... no, claro que no. Lo primero es la amistad - le sonreí.
- ¿Y tú? ¿Tú me quieres? - preguntó ella, no menos repentinamente.
Estaba a punto de contestarle cuando de repente apareció Erick, y sinceramente, nunca me había sentido más agradecido de verle.
- ¡Hey, chicos! Os he estado buscando por todas partes. ¿Qué hacéis aquí?
- Nada, simplemente pasar el rato -dijo ella. Ya he mencionado anteriormente el potencial de Lara para mentir en cosas como esa -. ¿Qué tal con Gemma?
- Dios, no te imaginas lo que ansiaba oírla - dijo sonriente. Me gustaba tanto verle de esa manera... - Dice que, definitivamente, su viaje se va a alargar al menos otro mes, pero se lo está pasando mejor de lo que esperaba.
- Me alegro mucho - dijo Lara.
- Sí, yo también por ella. La echo de menos pero... bueno. No puedo estar siempre triste porque ella no esté - dijo mirándome - También hay otras cosas buenas.
Enrojecí hasta la raíz del cabello por ese comentario. Me levanté corriendo y les dije a los dos hermanos:
- Chicos, me voy, ¿vale? Luego nos vemos, Erick - dije en un valiente intento de captar su atención. Él asintió con una sonrisa.
Tras decir esto me alejé de su vista, atravesé corriendo el patio, y volví a entrar en la casa. Estaba feliz, feliz como no lo había estado en mucho tiempo. Y tuve el presentimiento de que, desde ahí, las cosas con Erick serían de otra manera.

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- Eres una mentirosa.
- Si esto va de ser honesto, tú a mi me pareces un poco idiota.
- No me hagas la de siempre Lara.
Me acurruqué en el suelo, al lado de mi hermana, y la abracé. Ella intentó apartarse de mi abrazo, mohína.
- Hey, está bien, no pasa nada. No estoy enfadado porque se lo hayas dicho.
- ¿Cómo lo sabes?
- Sólo he oído el final de la conversación, pero no soy tan idiota como te parezco. Y además acabas de confirmármelo. Y sigues siendo una mentirosa.
Lara enterró la cabeza en mi pecho, como hacía siempre que iba a llorar.
- Sabes que lo último que quiero es hacerte daño. Si todo esto puede contigo, lo dejaré. Haré como si nada hubiera pasado. Haré como si no sintiera nada por él. Pero no mientas... no digas que no le quieres, porque ambos sabemos que no es verdad.
- Pero tú también le quieres - susurró sollozando -. Y yo tengo a alguien más.
- Y yo también. Lara, seamos claros. Esto no va de cuál de los dos se queda con la chica... o con el chico en este caso. Lo primero para mí eres tú.
Ella se secó las lágrimas y se puso de pie.
- Y lo primero para mí eres tú. Yo ya he tenido mi turno con él. Ahora es el tuyo. Y hazlo bien, ¿vale? - me tendió la mano para ayudarme a levantarme -. Te quiero a ti, y eso es lo único que importa. Quiero que seas feliz. Y a Gemma tampoco le importaría, lo sé. Ve a por él y no te preocupes por mí. Yo estaré bien - dijo sonriendo.
- Le he odiado durante tanto tiempo... y todo por ti.
- Te dije que no lo hicieras...
- No podía evitarlo.
- Y por suerte, eso ya no es así Vamos, Erick. Dime qué es lo que sientes de verdad. Y si vas a levantarte hazlo, no voy a estar con la mano así todo el día.
No pude evitar reírme a carcajadas, cogí su mano y me levanté. La adoraba. En cierto modo, quererla era como quererme a mí mismo. Éramos tan iguales...
- ¿Qué es lo que sientes? - repitió mi hermana.
- Siento... siento que quiero estar con él. Siento que le quiero - me estremecí al decir estas palabras -. Siento que de alguna forma, puedo olvidar lo que te hizo y pasar página. Que podemos empezar de nuevo. No me siento culpable por Gemma... se lo he comentado, ¿sabes? Tienes razón, a ella no le importa. Sólo quiere que estemos bien. Siento que quiero intentarlo, quiero probar qué pasa.
- Pues adelante. Ahora sois sólo vosotros dos.
Le pasé un brazo por encima y nos dirigimos a la casa riéndonos y hablando de tonterías. También sentía que las cosas irían mejor a partir de ahora. Eso me gustaba. Quería volver a verle cuanto antes.
Miré hacia la ventana de nuestra habitación. Sonreí sin poder evitarlo.

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