martes, 15 de febrero de 2011

Dark Passion Play - XI

A la mañana siguiente me desperté sobre el suelo de la habitación, hecho un ovillo. Después de la noche anterior, aquello no era sorprendente. En cambio, Erick sentado sobre su cama, mirándome en silencio, sí que lo era.
- ¿Estás bien?
No le respondí. Me levanté, con un dolor insoportable de cabeza, ignorándole.
- ¿Ni siquiera vas a responderme?
- ¿Por qué has decidido hacer como que te importe que exista, así de repente? - le susurré con voz monótona.
- Nunca has dejado de importarme.
- Vaya, entonces eres un actor fabuloso - Erick sonrió para sí mismo. Eso terminó de sacarme de mis casillas-. En serio, ¿qué coño pasa contigo?
- Te hice una promesa.
- Como si eso te importara algo...
Hice ademán de marcharme, pero él se levantó muy rápido y me cogió por la muñeca, con fuerza pero sin violencia.
- ¿Por qué eres tan cabezota? ¿Por qué no te puedes quitar de la cabeza la idea de que no me importas? ¡Parece como si quisieras convencer a alguien de ello! -Sí. A mí mismo, tal vez-. De verdad... ¿por qué te cuesta tanto confiar en mí?
- ¿Por qué me has estado ignorando estos días?
- Porque tú me lo pediste - dijo como si fuera lo más natural del mundo.
Suspiré. Jamás dejaría de desconcertarme.
- Estás loco.
- Tal vez, pero escúchame. El otro día me comporté fatal, lo reconozco y lo siento. Estaba cabreado...
- ¿Por qué?
- ...estaba cabreado y me dejé llevar, eso es todo - siguió, ignorando mi pregunta-. Sé que estuvo mal hablarte de esa forma, y lo siento en el alma. Espero que puedas perdonarme.
Claro. Cómo negarle nada a esos ojos azules.
- ¿Ya está? ¿Eso es todo?
- ¿Qué más quieres que haga?
Me deshice de su mano, que aún seguía sujetándome, y me senté en la cama con la cabeza entre las manos.
- No se trata de lo que quiera que hagas Erick... Es que nunca sé cómo vas a comportarte, y eso me desconcierta, ¿sabes? Eres tan impredecible... ¡Un día quieres que seamos amigos, y al siguiente no te conozco! Yo no puedo estar así...
- Te prometo que no volverá a pasar. Ya me he disculpado...
- ¿Y cómo sé que puedo confiar en ti? - le dije con dureza.
- No lo sabes. Simplemente, tendrás que hacerlo.
- ¿Y si no quiero confiar en ti?
- No puedo obligarte a ello. Pero creo que sería un gran error por tu parte - siempre era tan lógico, tan razonado... no había nada para lo que no tuviera una respuesta convincente-. ¿Qué dices entonces?
Por toda respuesta, me lancé a sus brazos. Realmente necesitaba que alguien me abrazase... me sentía tan mareado, tan perdido... Todo había cambiado tanto en un día. El contacto con su piel era cálido y agradable, y el ser Erick algo más alto que yo, mi cabeza quedó apoyada en su pecho. Él sonrió... me encantaba su sonrisa. Me abrazó también, apretándome contra él. Cerré los ojos, deseando que este momento no acabase nunca.
- No vuelvas a hacerme esto - susurró con voz suplicante.
- No lo haré - le contesté, mientras él me acariciaba el pelo. Dios, se sentía tan bien...
- Lo único... la próxima vez antes de irte... de esa forma - sabía perfectamente a que se refería- avísame. Sólo para estar preparado.
Le quise preguntar "¿Estar preparado para qué?", pero no quería estropear el momento.
- No volveré a irme. Te lo prometo.

2 comentarios: