lunes, 7 de febrero de 2011

Dark Passion Play - III

A la mañana siguiente cuando desperté estaba confuso. Me di cuenta de que ella se había ido, tan sólo dejando una nota en el corcho de la pared de mi cama: "Te quiero enano. Pórtate bien y cuida de él; pero no olvides cuidar de ti mismo. Tuya siempre, Gemma."

La iba a echar mucho de menos. Eso me dejaba un mes para intentar limar asperezas con Erick y ¿cuidar de él? No podía mirar por alguien que me quería lo más lejos posible de su vista. Ese pensamiento me entristeció sobremanera, aunque aún no lograba entender el por qué. Besé levemente la nota de mi hermana, y, poniéndome la primera camiseta que encontré encima (cuando hacía calor siempre dormía en ropa interior), bajé a desayunar.
Lo primero que vi al bajar la escalera, fue a Erick, tan imponente como siempre, salvo por la infinita tristeza que había en sus ojos.
- Hey... hola - me atreví a saludarle.
- ¿Eh? - él me miró como si acabara de aterrizar de un lugar muy lejano - Ah... Hola.
Taciturno, siguió su camino, sin percatarse de que yo permanecía mirándolo.
Suspiré. Me iba a costar mucho cumplir el pedido de Gemma...

Lara estaba en la cocina, viendo la tele, delante de un café. Ella sí me saludó alegremente cuando me vio aparecer, pero mi mente estaba demasiado ocupada como para pensar en ella. Me sentí aliviado por esto, pero terriblemente preocupado a la vez. Si estaba dejando de pensar en Lara, era por alguna razón poderosa que mi cabeza aún no llegaba a comprender. Me serví un zumo distraídamente mientras pensaba en todo esto, cuando la voz de Lara me sacó de mi ensimismamiento, y me di cuenta de que ella me estaba hablando.
- Perdona, estaba distraído. ¿Me decías algo?
- Que si te apetece hacer algo esta tarde. No quiero que os amodorréis aquí en casa Erick y tú por que no esté Gemma, o cuando vuelva se va a asustar de veros en este estado - rió. - ¿Qué me dices?
- No sé. ¿Qué dice él?
- Aún no se lo he propuesto, pero sabes que no puede negarme nada - dijo con una sonrisa brillante. Era cierto, Erick la adoraba, y era prácticamente incapaz de decirle un "No" a nada que ella le pidiera.
- Genial. Cuenta conmigo entonces.
- Voy a preguntarle - dijo, levantándose de un salto y subiendo las escaleras casi corriendo.

No me apetecía nada más que el zumo, así que me quedé allí, mirando distraído el mismo programa de dibujos que estaba viendo antes ella. Oí ruido en el piso de arriba y voces que iban alzándose progresivamente, hasta que oí un: "¡Déjame en paz de una maldita vez, Lara!" y una puerta que se cerraba de golpe. Casi inmediatamente oí el portazo del cuarto de ella. Eran tan parecidos...

Decidí subir a ver qué pasaba. Al llegar al pasillo, tuve una mini-lucha interna por ver qué puerta cerrada debería atender primero (opté por la de Lara, era menos probable que ella me mordiera) y llamé suavemente.
- Si eres tú lárgate; si no, pasa, está abierto - decidí entrar.
- Hola. Yo soy yo, pero creo que no iba por mí. ¿Qué ha pasado?
- Es un jodido cabezota borde.
- Como tú a veces - me asesinó con la mirada - Lo siento, lo siento, era una broma. ¿Qué ha pasado? - repetí.
- Le he dicho que si quería que hiciéramos algo esta tarde. Ni se ha dignado a moverse para contestarme. Cuando he insistido, me ha mandado a la mierda. He intentado que entrara en razón, pero... bueno, supongo que lo habrás oído.
- Ajá.
- Entiendo que es duro para él estar lejos de ella... pero no es motivo para estar tan cabreado. Me preocupa - dijo frunciendo el ceño-. Y no sé que hacer para sacarle de esa monotonía a la que se está auto-condenando.
- Déjale esta tarde. Mañana estará más calmado. Si no, lograremos hacerle entrar en razón, aunque sea llevándolo a rastras - dije con una sonrisa. Ella me la devolvió. Al menos había conseguido hacer a alguien mínimamente feliz... ojala consiguiera lo mismo con Erick.
- Tú al menos no me dejarás también colgada, ¿no?
- Claro que no. Esta tarde haremos lo que te apetezca. Soy oficialmente tuyo por unas horas.
Me sonrió, y salí de su habitación. Tampoco podía entrar a la mía, dada la situación (recuerdo que Erick y yo dormimos juntos), así que me quedé allí, en el pasillo, con la espalda apoyada en la pared hasta que lentamente me dejé caer al suelo.

Cualquier otro día, en cualquier otro momento, hubiera hiperventilado ante la expectativa de tener una tarde a solas con Lara, y más con lo último que le había dicho. Pero no. No hoy. Él y su extraño comportamiento llenaban toda mi mente y me impedían pensar en otra cosa.
¿A mí que más me daba lo mal que se sintiera Erick? Yo a él no le importaba nada, y había aprendido a no preocuparme por quien no se preocupaba por mí. Tras un rato pensándolo, llegué a la conclusión de que era por la nota de Gemma. "Cuida de él", había dicho. Sí, debía ser eso.
Sólo eso y nada más...

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